Estos días en sesión, hemos hablado sobre la agresividad que pueden ejercer los demás sobre nosotros y la gran pregunta que ha surgido es:

¿Cómo debemos reaccionar frente a una persona agresiva?

Cuando nos relacionamos con una persona que se comunica con hostilidad, se nos puede hacer difícil saber qué decir o cómo actuar, ya que las respuestas que podemos tener ante esta agresividad son múltiples.

Esto ocurre porque se nos activan muchas respuestas, desde miedo a agresividad.

Estas pueden ser desde negación frente la agresividad, bloqueo para responder o conectar con la agresividad de forma impulsiva.

Las situaciones de agresividad se pueden dar en un ambiente calmado, pero puede causarte daño psicológico, emocional y/o físico.

Es importante que si te relacionas con una persona agresiva, puedas identificar esa agresividad, darte cuenta de que la está ejerciendo sobre ti y así poder protegerte para mantener tu estabilidad emocional y bienestar personal.

Cómo saber si una persona es agresiva

Cuando una persona transgrede nuestros derechos, podemos pensar que esta persona está realizando agresividad hacia nuestra persona.

Según la definición de la Real Academia Española (RAE), la agresividad es una tendencia a la violencia. Por lo que una persona está siendo agresiva si ejerce algún tipo de violencia.

Y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las conductas violentas causan, de hecho o como amenaza, daño a alguien, entendiendo este da daño desde lesiones físicas, a sufrimiento psicológico o privación del desarrollo personal. Esta definición nos ayuda a entender que se considera agresividad y ser conscientes si la sufrimos.

Las personas agresivas tienen las siguientes características:

Incapacidad para ceder

Tienen la creencia de que ellos tienen la verdad o la razón y son incapaces de ceder ante una opinión o visión de otra persona.

Están a la defensiva

En las conversaciones suelen vivirlas como una lucha.

Controlar

Suelen desconfiar del otro porque ven su propia capacidad de hacer daño en los demás y esto les dificulta confiar en las otras personas. Por lo que necesitan controlar y limitar el desarrollo del otro.

No se responsabilizan

Atribuyen su malestar a los demás. Tienden a culpar al otro de los problemas o dificultades que tienen en su vida. Suelen ver en los demás la agresividad que ejercen.

Dificultades en la gestión emocional

Cuando tienen malestar no los saben gestionar ni tolerar y contactan con la ira y la rabia y así se comunican. Salen mostrar seguridad en sí mismos, pero a falta de esta regulación emocional y control de los impulsos suelen ser personas que tienen inseguridad interna.

Falta de empatía

Tienen dificultades para comprenderse a sí mismo, por lo que también hay dificultades para comprender al otro. No son capaces de conectar con las emociones, lo que les dificulta e impide respetar al otro.

Manipulativos

Ejercen la manipulación, victimizándose para conectar con la culpa del otro y así ejercer control, manipulación y agresividad hacia el otro.

Cómo actuar frente una persona agresiva o violenta

Es difícil actual frente a una persona agresiva, pero es distinto actuar ante una persona violenta que forma parte de nuestro entorno o familia, a alguien que no es tan cercana.

A más proximidad, más dificultad para protegernos. Algunas actuaciones que nos pueden ayudar a protegernos frente a una persona agresiva son:

Reconocer el trato agresivo que recibimos

En ocasiones, cuando la persona que ejerce agresividad hacia nosotros es alguien cercano a nosotros, como la familia o la pareja, podemos tender a autoengañarnos o disimular sobre el trato que recibimos.

Esto hace que no reaccionemos y que se mantenga la conducta agresiva.

Detectar y reconocer que alguien es agresivo con nosotros nos permite empezar a protegernos.

No caer en la agresividad

La agresividad puede llamar a la agresividad, puede que la persona agresiva genere que el otro reaccione con agresividad reiteradamente.

Cuando en una relación nos gritan, faltan el respeto y/o nos insultan, puede pasar que acabemos haciendo lo mismo, normalizando así la agresividad.

Es importante seguir siendo quien somos sin faltarnos el respeto y defendiendo nuestros derechos, comunicándonos de una manera asertiva.

Aprender a poner límites

No es tarea fácil, pero para protegernos ante una persona agresiva hay que ponerle límites claros.

Enfatizar en el trato que no vamos a permitir. En ocasiones los límites pueden ser terminar con la relación o empezar terapia para parejas donde nos ayuden a poner estos límites y autoestima.

Anaïs Manzanares
Colegiada nº 27316